En el merendero Claudio Williman, que pasó a ser de la ONG "Proa", ahí ingresé a dar cursos de todo lo que yo sabía a chiquilines en condición de calle y de droga. Ya me relacionaba con otra clase de niños, que no eran los de mi entorno, que tenían otras dificultades y venían de otras zonas cercanas. Me involucré con eso y luego la ONG me contrató para dar talleres en el INAME. Luego, en el 2000, aparece el Grupo Ambiental Peñarol, y vuelvo otra vez a trabajar -o sea, ya venía trabajando en el MIRPA dando cursos y haciendo trabajo comunitario y en la comisión de acá de mi barrio- pero el GAP me dio otra posición para hacer lo que a mi realmente me gusta que es el trabajo comunitario, trasmitiendo lo que sé referente a la plástica o a las artesanías. Cuando me conecto con el GAP la mayoría eran directoras de las instituciones, maestras, gente de la policlínica, vecinos que se arrimaban eventualmente. Y se nos ocurrió el propósito de, más allá de estar limpiando todo lo que hay sucio en el barrio y arrancar basurales y cuestiones así, que es una lucha permanente, no solo limpiar sino dejar un entorno con características estéticas, pintando los muros. Pintamos con la gente de adentro del jardín, pintaron maestras, pintaron compañeros de actividad laboral, pintaron los feriantes. Digamos que fue el éxito más grande que podemos haber tenido. Evidentemente no se le colocó antigrafiti, por un tema de costos y, sin embargo, nadie tocó los muros.
marzo de 2003.